El gobierno de Tierra del Fuego, encabezado por Gustavo Melella, ha dado señales cada vez más claras de su respaldo a las iniciativas de diversificación productiva promovidas por Newsan, la poderosa empresa dirigida por Rubén Cherñajovsky. Sin embargo, lo que podría parecer a simple vista un compromiso con el desarrollo económico local y la sustentabilidad, esconde detrás una trama mucho más compleja y preocupante: la posible apertura hacia la salmonicultura a gran escala en las costas fueguinas, una actividad duramente cuestionada por su impacto ambiental.
Las primeras señales de esta inclinación gubernamental surgieron de manera sutil, casi imperceptible. Lejos de un rechazo contundente, el gobierno de Melella ha adoptado una postura ambigua y hasta permisiva. Hace algunas semanas, en declaraciones a “el delivery”, el secretario de Pesca y Acuicultura de Tierra del Fuego, Carlos Cantú, afirmó que el gobierno “no está cerrado” a considerar alternativas para la instalación de salmoneras, siempre y cuando se respeten “las pautas fundamentales para conservar el ambiente”. El funcionario planteó esos conceptos luego que el bloque de La Libertad Avanza en la Legislatura Provincial presentara un proyecto de acuicultura que contempla una mayor desregulación y habilita la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego.
Cabe recordar que el debate sobre salmoneras fue reabierto por el propio Cherñajovsky, “amo y señor de Tierra del Fuego”, el pasado mes de junio cuando en declaraciones al podcast “La fábrica” dijo que se encontraba “trabajando” para que le permitieran hacer salmonicultura y que en la actualidad la Ley Provincial 1355 tiene estrictamente regulada.
Ahora se sumó la secretaria de Industria de la Provincia, Alejandra Man, quien elogió las inversiones de Newsan, vinculadas al sector pesquero, como un ejemplo de la tan ansiada diversificación de la matriz productiva de la provincia. En declaraciones al programa “buscando el equilibrio” que se emite en Radio Provincia, Man celebró la iniciativa de Newsan no solo por su potencial económico, sino por su supuesto compromiso con el medio ambiente.
“Newsan particularmente siempre tiene iniciativas muy interesantes y es una empresa modelo, que tiene el respaldo de conciencia ambiental. Es muy importante que las empresas contemplen esto y es una empresa que se sustenta a sí misma, porque sus propios residuos los están reciclando para agregarles valor. Es muy valiosa la producción orientada a la pesca, y tiene que ver con el desarrollo pesquero. Hoy están asentados en Almanza, con una producción de mejillones de gran categoría porque apuntan a la exportación. Es una alegría saber que efectivamente hay una diversificación”, dijo la funcionaria.
Pero las intenciones de Newsan no se limitan a la producción pesquera tradicional. La empresa ha mostrado un interés creciente en explotar el mercado de los salmones, una industria que, bajo la máscara de la innovación y la generación de empleo, ha sido objeto de duras críticas a nivel global por los graves daños ecológicos que causa. La mera posibilidad de que Tierra del Fuego, una región de excepcional valor ecológico, se convierta en un nuevo epicentro de esta industria, ha encendido las alarmas entre ambientalistas y la población local.
A pesar de la regulación vigente, que impide la instalación de salmoneras en el mar abierto y a gran escala en Tierra del Fuego, la presión desde sectores empresariales como Newsan, con estrechos vínculos con el poder político, podría estar inclinando la balanza a su favor.
Mientras tanto, el discurso oficial sigue enfatizando la "diversificación" y el "impacto positivo" de proyectos como el de Newsan, presentándolos como la solución a las carencias productivas locales. Pero detrás de estos términos amables y políticamente correctos, se vislumbra un panorama inquietante: el riesgo de que Tierra del Fuego ceda ante los intereses de un puñado de empresas, comprometiendo su patrimonio natural y la calidad de vida de sus habitantes.
Las señales que el gobierno de Tierra del Fuego ha dado hacia Newsan y su interés en la salmonicultura no son meros gestos de cortesía. Representan, más bien, una peligrosa aproximación hacia un modelo de desarrollo que podría traer consigo consecuencias irreparables para la región. La pregunta que queda en el aire es hasta qué punto el gobierno de Melella está dispuesto a sacrificar el futuro ambiental de la provincia en aras de un crecimiento económico que, para muchos, es solo una cortina de humo.
コメント