El consumo masivo cayó 12,5% interanual en junio y se profundizó la baja respecto a mayo. En los primeros 6 meses ya acumula una caída del 8,5% en relación al mismo período de 2023, según la consultora Scentia.
En el desagregado por canales de venta, la caída fue más profunda en los autoservicios que en los supermercados de cadena: en los primeros el consumo bajó 14,6% y en los segundos, 10,3%. En el acumulado del primer semestre la retracción es del 10% para supermercados y del 7% en autoservicios.
“Creemos que es importante tener presente las bases de comparación que, hasta junio de 2023 eran de +8% para Supermercados y -8% para Autoservicios”, señaló la consultora.
En ambos canales, lo que más cayó fue el consumo de impulsivos (21%), seguido por bebidas alcohólicas (19,6%), bebidas sin alcohol (16,2%), limpieza de ropa y hogar (12,4%), desayuno y merienda (12,1%), higiene y cosmética (11,3%), alimentos (7,9%) y perecederos (5,4%).
“En relación al precio promedio ponderado, continua el proceso de desaceleración que ya se encuentra en 279%”, indicó la consultora.
Hacia adelante, Osvaldo del Río, director de Scentia, afirmó: “Los pronósticos de principios y fines del año pasado anticipaban que el consumo este año iba a estar entre menos 7 y menos 10%. Lo que se espera de acá a lo que resta del año es algo relativamente parecido a lo que pasó hasta ahora. Si hay algo de recomposición, se va a notar hacia fin de año, quizás en los últimos dos o tres meses de este año”.
A su vez, el consumo de carne vacuna en Argentina alcanzó un mínimo histórico en 2024, con una proyección anual de 44,8 kg por habitante, según un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Se trata del valor más bajo registrado en al menos 110 años.
“Un dato adicional que da una idea de cuán deprimido se encuentra el mercado interno es que la participación del consumo en la producción de carne bovina se encuentra en valores mínimos desde al menos 1990: el 69% de la producción de carne entre enero y mayo de este año se destinó al mercado interno, frente al 75% del año pasado y lejos del 85% promedio de lo que va del siglo”, aseguró la BCR.
La caída en el consumo se da a pesar del cobro del aguinaldo y de la desaceleración de precios: en junio la inflación fue de 4,6% y el aumento en alimentos fue del 3%, ubicándose por debajo del nivel general.
En este marco, Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera, aseguró: “Uno evalúa la conducta de compra y la conducta de pago de cada cliente y el 15 es fin de mes. Entonces, del 5 al 15 del mes se da una venta constante pero después del 15, uno se da cuenta que la gente no tiene más dinero. Entonces empieza a buscar las marcas alternativas, que marcan diferencias en precios, no en calidad”.
“Hoy por ejemplo tuvimos otro incremento de una gaseosa de primera marca y si bien los aumentos ya no son tan agresivos, es como la última gota que derrama el vaso, el bolsillo no da más. Uno cobra el sueldo y empieza a distribuirlo y a pagar las obligaciones, impuestos, luz, internet, etcétera. El costo de la energía eléctrica subió entre un 300% y 400%, el agua un 400%, los impuestos tanto municipales como provinciales también subieron. Entonces, yo hablaba con los trabajadores y coinciden en que el porcentaje que les queda de sueldo después de pagar lo primero es de entre un 25 y 30 por ciento. Obviamente no llegan a fin de mes y nosotros somos un espejo del barrio. Si el cliente no tiene el suficiente dinero como para poder hacer las compras, evidentemente nuestras ventas caen”, agregó.
En suma, en julio, la inflación en alimentos se empezó a acelerar. De acuerdo a LCG, en la primera semana de julio, aumentaron 1,8%, volviendo a niveles registrados en la tercera semana de mayo. En la segunda, se desaceleró a 0,5%. Así, la suba promedia 3,9% tanto en las últimas cuatro semanas como en la medición punta a punta.
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