Por Gonzalo Benito Zamora
La decisión de Ushuaia de sumarse a la prohibición del 5G resalta una preocupante tendencia: la influencia de sectores que se apoyan en teorías conspirativas para justificar decisiones que limitan el avance tecnológico. Esta medida, impulsada por una porción pequeña de la población, refleja una alarmante falta de fundamentos científicos, similar a las creencias infundadas que propagan teorías como la relación del COVID-19 con las redes 5G o la supuesta eficacia del dióxido de cloro para tratar la enfermedad.
La conexión entre la prohibición del 5G y la adhesión a teorías conspirativas es evidente. Esta decisión parece estar respaldada por un sector que se alinea con ideas sin base científica, poniendo en riesgo el progreso tecnológico y, por ende, el desarrollo de la comunidad. Sin embargo, la evidencia científica disponible hasta la fecha ha descartado que el 5G tenga efectos nocivos para la salud humana o el ambiente. Por el contrario, el 5G ofrece múltiples beneficios para la sociedad, como una mayor velocidad de conexión, una menor latencia y una mayor capacidad para soportar dispositivos conectados.
Mientras tanto los vecinos avanzan
Mientras Ushuaia opta por la prohibición, países vecinos como Chile avanzan rápidamente en la implementación del 5G, generando oportunidades de desarrollo que podrían quedar fuera del alcance de la comunidad ushuaiense. Esta divergencia en la adopción tecnológica podría acarrear consecuencias significativas en términos de competitividad, oportunidades de empleo e innovación. Según un estudio de la CAF, el 5G podría aportar a la economía argentina unos US$8000 millones, o un 1,1% del PBI, para 2030. Además, el 5G podría facilitar el desarrollo de ciudades inteligentes, vehículos autónomos, telemedicina, educación a distancia y otras aplicaciones que mejorarían la calidad de vida de las personas.
Es crucial reconocer que el rechazo infundado a la tecnología 5G no solo puede dejar rezagada a Ushuaia en términos de desarrollo, sino que también refleja una falta de discernimiento entre la información respaldada por evidencia científica y las teorías conspirativas. Mientras otros avanzan, esta decisión podría convertirse en un lastre para la población de la capital fueguina. Es necesario promover una cultura científica que permita a la ciudadanía evaluar críticamente las fuentes de información y distinguir entre hechos y opiniones.
La conexión entre la prohibición del 5G y la adhesión a teorías conspirativas es evidente.
La prohibición del 5G en Ushuaia contrasta con la realidad global en la que múltiples países apuestan por esta tecnología para impulsar su desarrollo económico, educativo y de salud. Este estancamiento local frente al avance internacional puede llevar a una brecha considerable en el acceso a oportunidades y beneficios que la tecnología 5G podría ofrecer.
En el complejo escenario entre precaución y progreso, es esencial no sucumbir a narrativas infundadas que frenen el avance. La crítica a la prohibición del 5G en Ushuaia no radica solo en la medida en sí, sino en su respaldo basado en argumentos sin fundamentos científicos sólidos. En un mundo que avanza rápidamente, quedarse atrás por decisiones influenciadas por la desinformación es un lujo que la ciudad no puede darse.
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